Entre plumillas, lápices y tinteros en invierno no puede faltar algo fundamental: la estufa y una manta.
Pero cuando la estufa falla ocurre el tercer ‘Oh no pero que es esto’ de la lista de archienemigos del dibujante conocido como el estornudo masacrador de dibujos. Y es que cuando se tiene la plumilla en una mano y el papel en la otra no hay quien se libre de que le pase eso al menos una vez o dos.
Por suerte, alguien inventó la batamanta.